Pronto tendremos que abandonar este mundo.
En una iglesia, un misionero subió al
púlpito. Hermanos míos, dijo, tengo una gravísima noticia que daros. Se hizo un
silencio sepulcral, mientras todos los rostros le seguían con atención.
-La noticia es ésta –siguió diciendo- : Un
día habréis de morir y seréis juzgados por Dios.
Entre los asistentes hubo un suspiro general
de alivio, risitas y miradas burlonas.
-Parecéis defraudados -continuó diciendo el
misionero-. Creéis que me burlo de vosotros, y es todo lo contrario, sois
vosotros quienes os reís de mí. Por el modo de conduciros, pensando unicamente
en hacer dinero, en placeres o en cosas parecidas, se diría que pensáis vivir
siempre.
Y esto mismo sucede con muchos de nosotros.
(Historietas
Catequísticas, Segunda serie. F. H. Drinkwater.)
CATEGORÍAS
Dios, Iglesia, Ira, Muerte, Silencio, Verdad