Que el ser humano tenga capacidad de razonar, analizar y observar, no conlleva que lo haga. Me atrevo a decir más: ni cuando ve o escucha de otros otras formas de pensar o actuar que producen los resultados que desea para sí, le motiva ipso facto a plantearse siquiera la conveniencia de cambiar. Cuando se trata de creencias, hábitos y costumbres “de toda la vida”, ¡apaga y vámonos!

De ahí que sigamos sosteniendo ideas y creencias falsas y sin sentido pero que nos resistimos a abandonar y cambiar, aunque nos suponga pagar un alto precio en salud, alegría, buenas relaciones, tranquilidad, bienestar, prosperidad o éxito.

Una de esas falacias irracionales que mantenemos a fuego es querer conseguir y tener todo lo que nos gusta y deseamos “por nuestra cara bonita” o, peor aún, con lucha, esfuerzo, compitiendo ferozmente, dejándose la vida en ello, según la ley de la selva.

Todos nos merecemos lo mejor, y tenemos el poder interior y herramientas para conseguirlo. Pero hay que saber como hacerlo y decidir y comprometernos a hacerlo.

Para ser, hacer y tener lo que deseamos, la fórmula correcta es: “dar antes de recibir” y la Ley que rige es la ley de la Unidad, también llamada del círculo, de causa-efecto o de la atracción.

El acto primordial para vivir que es respirar, comienza con la espiración: espirar-inspirar-espirar. Antes de coger una nueva bocanada de aire hay que vaciar, desprendernos de lo que sobra. Vaciar, soltar, hacer sitio a lo nuevo. La misma consigna se aplica a todo lo demás: pensamientos, sentimientos, acciones, comportamientos y elementos materiales.

Así, lo primero es efectuar un cambio de mentalidad, de paradigma: averiguar que creencias falsas u obsoletas mantenemos y cambiarlas por nuevos conocimientos y creencias que nos empoderen. Esta será la base de nuevas decisiones, emociones y comportamientos.

Si queremos que nos amen, amemos en primer lugar; si queremos que nos valoren, reconozcan, respeten, primero lo haremos con nosotros mismos y después con los demás; ser pausados y pacíficos, para tener paz; mente sana, alimentación, ejercicio y descanso para un cuerpo saludable; sonreir para recibir sonrisas; ofrecer un buen servicio para tener un negocio próspero; ofrecer talento, creatividad, productividad y así obtener un buen salario; crear riqueza para ser rico; de dar sentido y propósito a la vida, resulta una vida con significado y feliz…

Todo lo que se envía, viene de vuelta, como un boomerang. Lo que se siembra, se cosecha. Toda causa tiene su efecto.

Te transmito lo que he aprendido; te envío mi cariño y te deseo todo lo mejor… Sé que lo recibiré de vuelta.

Ana Novo
Autora de “Elige tu vida, ¡ahora!