“Nos habías expulsado del paraíso y nos has vuelto a llamar allí; nos has despojado de las hojas de higuera, ese vestido sórdido, y nos has revestido con una túnica de honor… En adelante, cuando llames a Adán, ya no se avergonzará, no se ocultará por los reproches de su conciencia, debajo de los árboles del paraíso. Habiendo recobrado la libertad, aparecerá a plena luz”.

La túnica de honor recuerda a la túnica con que el padre viste a su hijo pródigo.

(Gregorio de Nisa, In diem luminum)