El 31 de mayo de 1873 el Santo dijo al alumnado: Durante todo el tiempo de la novena a María Auxiliadora y durante todo el mes de mayo, en la Santa Misa y en mis oraciones particulares he pedido a Nuestro Señor y a la Santísima Virgen María que me hicieran conocer cuál es la causa por la cual se pierden más las almas.

Y en sueños me fue dicho que la causa principal de la perdición de muchas almas es que no hacen propósito de enmendarse o si lo hacen no lo cumplen. Muchos se confiesan pero no hacen propósito serio de mejorar su conducta o si lo hacen no lo recuerdan después para cumplirlo.

Y en los sueños de estos días me pareció ver a muchos alumnos con dos cuernos en la cabeza y me fue dicho que son los que no hacen propósitos de enmendarse de su mala conducta. Si se confiesan, lo hacen siempre de las mismas culpas sin enmendarse en nada. Si al principio del año tenían malas calificaciones, al final del año también las tienen. Al principio del año criticaban y murmuraban y al final del año siguen criticando y murmurando.

Me ha parecido que les debía contar esto que he soñado porque creo que ha sido la respuesta a mis pobres oraciones y que estos mensajes vienen de Nuestro Señor.

El Santo no dio más explicaciones en público acerca de esto que había soñado pero en privado sí avisó a varios jóvenes acerca del modo como los había visto en sueños y sus avisos les hicieron gran bien. Y a nosotros también puede sernos de verdadero provecho el pensar si de veras hacemos serios propósitos de enmendarnos de nuestros defectos y nos esforzamos por cumplirlos, o si por el contrario seguimos siendo siempre los mismos con las mismas faltas.