Cuenta una historia documentada de Auswitzch que, en aquel campo de concentración, los nazis decidieron experimentar cuánto podía aguantar un hombre clavado a una cruz, para determinar cuánto se tardaba cuando lo hacían los romanos. Pusieron tres hombres en tres cruces, uno de 70 años, uno de 33, y un niño de 9 años. Murió el anciano, murió el hombre y agonizaba el niño largo rato por su poco peso. Alguien, entre quienes eran obligados a ver la escena, exclamó: “¡¿dónde está Dios?!” Y al rato, otro de entre ellos contestó: “Cristo está muriendo en la cruz”
Cristo acompaña a quienes sufren, está en ellos, es ellos.