Querida tía abuela,

Hoy, mientras escribo estas palabras, el peso de la despedida se siente abrumador, pero también sé que los recuerdos que compartimos brillarán eternamente en mi corazón. Tu presencia ha sido un faro de sabiduría, amor y calidez en mi vida.

Cada momento a tu lado ha sido un regalo, una lección de vida y un ejemplo de fortaleza. Tus historias, tu gentileza y tu amor incondicional han dejado una huella imborrable en mi ser.

Las risas compartidas y los abrazos reconfortantes serán tesoros que atesoraré por siempre. Tus consejos sabios resonarán en mis decisiones y tus valores perdurarán como un legado que guiará mis pasos.

Aunque este adiós se sienta doloroso, sé que tu amor perdurará en cada recuerdo, en cada historia que contaste y en cada enseñanza que me brindaste.

Hasta que nos encontremos de nuevo, tu amor perdurará en mi corazón. Descansa en paz, sabiendo que fuiste amada, apreciada y extrañada más allá de las palabras.

Con cariño eterno.