“Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender a sus propios pecados para fijarse en los de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en qué pueden morder. Y al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás.”

(San Agustín, Sermón 19: 2ª lect. of. lect domingo 14)