“No importa que, en esa primera noche, la noche del nacimiento de Dios, la alegría de este acontecimiento llegue sólo a estos pocos corazones. No importa. Está destinada a todos los corazones humanos. ¡Es la alegría del género humano, alegría sobrehumana! ¿Acaso puede haber una alegría mayor que ésta, puede haber una Nueva mejor que ésta: el hombre ha sido aceptado por Dios para convertirse en hijo suyo en este Hijo de Dios, que se ha hecho hombre?”.

(Juan Pablo II, Homilía en la Misa de Nochebuena de 1980)