El "viaje" es una antigua imagen empleada para denominar las experiencias del alma en camino hacia sí misma. El "viaje de ida", emprendido por medio de la meditación y concentración, es la aportación de la religión a ese camino del ser humano hacia su identidad. La fe cristiana acentúa el "viaje de retorno" al mundo y su responsabilidad. Pero precisa de una toma de conciencia más profunda que la que se alcanza por medio de la acción, y eso es el "VIAJE DE IDA".