La profesión del educador social puede considerarse una profesión de preguntas. En las intervenciones del día a día, los educadores sociales, a la vez que intentamos encontrar soluciones a los difíciles problemas que abordamos, indagamos acerca de los caminos que nos ayudan a mejorar nuestras prácticas, de las formas más adecuadas de apoyar la emancipación social de las personas, de las estrategias de lucha para conseguir una sociedad más justa. El difícil encargo social que recibimos nos obliga a mejorar constantemente nuestras intervenciones, a analizar sus condicionantes, para –en definitiva- dar nuevas oportunidades a la realidad. Necesitamos por tanto, constituir equipos con un elevado nivel de reflexión teórica y práctica, comprometidos con la profesión, y por tanto con la emancipación de personas y colectivos. El libro describe un proceso de formación y mejora desarrollado por un equipo de educadores sociales, que partiendo de su dilatada experiencia en el campo y apoyándose en la metodología de la investigación acción, consiguen no sólo analizar críticamente su realidad social y profesional, sino a la vez emprender acciones que mejoren sus propias prácticas. De esta forma se generan nuevos contenidos que pueden contribuir al desarrollo de la Educación Social, cuya escasa tradición y limitada presencia académica requieren de las aportaciones del mundo de la práctica profesional para el desarrollo de una teoría coherente y fundamentada en dicha práctica. En el análisis de la realidad que se realiza dentro del ámbito de los centros de alojamiento de menores, los educadores podrán ver reflejada su propia realidad profesional, sus problemas del día a día y algunas de sus preocupaciones fundamentales. La descripción del proceso de mejora incluye la planificación y desarrollo de actuaciones donde se reflejan los esfuerzos infructuosos y el cansancio pero también los pequeños éxitos que dan sentido al trabajo del educador social. En el texto se hace además un recorrido por la evolución histórica de la profesión del educador hasta su momento actual, caracterizado por una realidad de múltiples caminos, diferentes modelos y metodologías de intervención, preocupaciones teórico-prácticas y tendencias, sobre las que avanza la construcción de una profesión viva y en desarrollo. Las perspectivas de futuro de la profesión deben incorporar las contribuciones que desde la práctica hacen los educadores sociales en activo. En este sentido, la descripción de un proceso de investigación acción proporciona a los educadores elementos teóricos y metodológicos valiosos para apoyar sus propios procesos de análisis y mejora, y, en consecuencia, su intervención profesional.