Infringir las estrictas normas morales que rigen una comunidad profundamente religiosa supone la inmediata expulsión del miembro que ha consumado el delito. Eso es lo que le sucede a Hester Prynne, señalada por la sociedad puritana en la que vive al haber cometido adulterio en ausencia de su marido. Obligada a vivir al margen de sus semejantes y a criar en solitario a su hija nacida del pecado, Hester intenta labrar su nueva vida demostrando su independencia y fortaleza de carácter. Una vida a la que también están indisolublemente vinculados su marido Roger Chillingworth y el reverendo Arthur Dimmesdale, ambos consumidos por oscuros y violentos sentimientos.