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VILLA VITORIA (STEVENSON, D. E.)
Cerca de Wandlebury, el pueblo en torno al cual gira la saga de la señorita Buncle y Las cuatro Gracias, hay otro pueblecito, Ashbridge, donde la gente «tiene algo isabelino» y es «sencilla y valiente». En las afueras se alza Villa Vitoria, que un capitán mandó construir «después de luchar en la batalla de Vitoria y contribuir a la expulsión de José Bonaparte de España». Ahora esta romántica casa de campo es famosa por su jardín florido y por la hospitalidad y buen humor de su residente, Caroline Dering, viuda de un hombre a quien solo se recuerda por su antipatía y fatalismo, y madre de tres hijos. En Villa Vitoria (1949) volvemos a encontrar el gusto de D. E. Stevenson por la comedia campestre y por las «dificultades» de pequeños personajes que «se parecían mucho a las del ancho mundo, pero vistas desde el otro lado del telescopio».

EL MATRIMONIO DE LA SEÑORITA BUNCLE (STEVENSON, D. E.)
Barbara Buncle, felizmente casada con su editor, encuentra en el pueblecito de Wandlebury una casita –la Casa del Arco– que le parece ideal para establecer su vida de casada, lejos de las aburridas cenas y partidas de bridge de Londres. Por una inocente casualidad, cuando visita al abogado encargado de la venta de la casa, cae en sus manos el testamento de la anciana lady Chevis Cobbe, conocida por sus enfermedades y por su manía «antimatrimonial». Barbara y su marido se instalan en la Casa del Arco y no tardan en ser la comidilla de la vecindad. El secreto que conoce Barbara a raíz de la lectura del testamento la empujará a entrometerse en la vida de una joven independiente para impedir que dé un mal paso que supondría la pérdida de su fortuna.

EL LIBRO DE LA SEÑORITA BUNCLE (STEVENSON, D. E.)
El señor Abbott, editor londinense, recibe un manuscrito firmado por un tal «John Smith» que cuenta la vida de un pueblecito inglés inesperadamente trastornado por la aparición de un «niño prodigioso» que toca el caramillo. No sabe si es «una sátira exquisita, solo comparable al primer capítulo de La abadía de Northanger, o una sencilla crónica de acontecimientos vistos con la mirada inocente de un simple», pero cree que será un éxito y decide publicarla. La novela se titulará El perturbador de la paz y causará en el pueblecito donde transcurre el mismo revuelo que el niño del caramillo. Todos se ven delatados: en sus secretos, en su pasado, en sus manías y melancolías; es más: algunos empiezan a imitar, como si fuera un vaticinio, las reacciones de los personajes del libro. Y todos quieren, por encima de todo, descubrir quién lo ha escrito. Quien lo ha escrito no es «John Smith» sino Barbara Buncle, una «cuarentona flacucha y sin estilo» que, acuciada por problemas económicos, ha decidido, después de descartar la cría de gallinas, dedicarse a la literatura. El libro de la señorita Buncle (1934) de D. E. Stevenson es como un Cranford de los años 30: una deliciosa y divertidísima descripción de una pequeña comunidad sometida a «un juego de espejos como los de los sastres» y que se siente traicionada al ver en entredicho la buena opinión que tiene de sí misma.

EL LIBRO DE LA SEÑORITA BUNCLE . SEÑORITA BUNCLE, 1 (STEVENSON, D. E.)
El señor Abbott, editor londinense, recibe un manuscrito firmado por un tal «John Smith» que cuenta la vida de un pueblecito inglés inesperadamente trastornado por la aparición de un «niño prodigioso» que toca el caramillo. No sabe si es «una sátira exquisita, solo comparable al primer capítulo de La abadía de Northanger, o una sencilla crónica de acontecimientos vistos con la mirada inocente de un simple», pero cree que será un éxito y decide publicarla. La novela se titulará El perturbador de la paz y causará en el pueblecito donde transcurre el mismo revuelo que el niño del caramillo. Todos se ven delatados: en sus secretos, en su pasado, en sus manías y melancolías; es más: algunos empiezan a imitar, como si fuera un vaticinio, las reacciones de los personajes del libro. Y todos quieren, por encima de todo, descubrir quién lo ha escrito. Quien lo ha escrito no es «John Smith» sino Barbara Buncle, una «cuarentona flacucha y sin estilo» que, acuciada por problemas económicos, ha decidido, después de descartar la cría de gallinas, dedicarse a la literatura. El libro de la señorita Buncle (1934) de D. E. Stevenson es como un Cranford de los años 30: una deliciosa y divertidísima descripción de una pequeña comunidad sometida a «un juego de espejos como los de los sastres» y que se siente traicionada al ver en entredicho la buena opinión que tiene de sí misma.

LAS DOS SEÑORAS ABBOTT (STEVENSON, D. E.)
Después de El libro de la señorita Buncle (1934) y El matrimonio de la señorita Buncle (1936), D. E. Stevenson quiso asomarse a la vida de su personaje en plena guerra. En Las dos señoras Abbott (1942), encontramos a la señorita Buncle ya madre de dos niños y a la encantadora Jerry, que se casó con el sobrino del señor Abbot, algo sola porque su marido está en el frente… pero algo excesivamente acompañada también porque en su gran casa isabelina –aún sin electricidad– se ha alojado un batallón del ejército británico. La Segunda Guerra Mundial deja, pues, sus huellas en la apacible comunidad de Wanderbury, en la que pululan incluso los espías.

EL MATRIMONIO DE LA SEÑORITA BUNCLE . SEÑORITA BUNCLE, 2 (STEVENSON, D. E.)
Barbara Buncle, felizmente casada con su editor, encuentra en el pueblecito de Wandlebury una casita –la Casa del Arco– que le parece ideal para establecer su vida de casada, lejos de las aburridas cenas y partidas de bridge de Londres. Por una inocente casualidad, cuando visita al abogado encargado de la venta de la casa, cae en sus manos el testamento de la anciana lady Chevis Cobbe, conocida por sus enfermedades y por su manía «antimatrimonial». Barbara y su marido se instalan en la Casa del Arco y no tardan en ser la comidilla de la vecindad. El secreto que conoce Barbara a raíz de la lectura del testamento la empujará a entrometerse en la vida de una joven independiente para impedir que dé un mal paso que supondría la pérdida de su fortuna.

LAS DOS SEÑORAS ABBOTT . SEÑORITA BUNCLE, 3 (STEVENSON, D. E.)
Después de El libro de la señorita Buncle (1934) y El matrimonio de la señorita Buncle (1936), D. E. Stevenson quiso asomarse a la vida de su personaje en plena guerra. En Las dos señoras Abbott (1942), encontramos a la señorita Buncle ya madre de dos niños y a la encantadora Jerry, que se casó con el sobrino del señor Abbot, algo sola porque su marido está en el frente… pero algo excesivamente acompañada también porque en su gran casa isabelina –aún sin electricidad– se ha alojado un batallón del ejército británico. La Segunda Guerra Mundial deja, pues, sus huellas en la apacible comunidad de Wanderbury, en la que pululan incluso los espías.

LAS CUATRO GRACIAS (STEVENSON, D. E.)
Aunque la señorita Buncle, ya señora Abbott, solo hace una mínima aparición aquí en la boda de Archie y Jane, al principio de la novela, Las cuatro Gracias (1946) prosigue el ciclo de Wandlebury con la habitual desenvoltura, ingenio y dotes de observación de D. E. Stevenson. Ahora la autora centra su atención en el párroco de Wandlebury, el señor Grace, y en sus cuatro hijas: Liz, Sal, Tilly y Addie, que con su distinto carácter, del más disparatado al más reflexivo, deben hacer frente a las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial y a todos los cambios que ésta ha precipitado en su apacible comunidad. Una nueva galería de personajes compone la atmósfera minuciosa que ya sabemos que se respira en los hogares descritos por D. E. Stevenson.