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LA TRAMPA Y OTROS RELATOS (MASIP, PAULINO)
Paulino Masip (La Granadella, Lérida, 1899-Cholula, México, 1963) nació en Cataluña, creció en La Rioja, pasó por París y se hizo escritor en Madrid. Lo primero y lo último lo marcan indeleblemente. Tal vez no hay, en la literatura española contemporánea, un autor que reúna tan nítidamente esta mezcla de aspectos tan diversos. Nadie, como él, con más seny palabra de tan vernácula, difícil de equiparar con otra castellana; porque el seny es sentido común, responsabilidad, el juzgar razonable, el buen juicio, la cordura, la prudencia, pero con algo de «señor» (de ahí, quizá, la raíz de la palabra catalana), de empaque, de tradición. Masip tiene la savia de esa virtud campesina -que da lugar libre a la verdad, como dice Quevedo- pero la expresa con desparpajo madrileño. Sus años de periodista, en «Estampa», frente a «La Voz» y «El Sol», su contacto con el pueblo de Madrid, dio a su forma cierta chulaponería del mejor ver. Por otra parte, ¿será la Rioja, donde hizo familia, la que le añade ese gusto y regusto por la vida, ese deleite moroso por expresar los placeres más naturales que se le hace, al lector, un agua, la boca? Basta esto para comprender que la manera de Masip es sabrosamente tradicional, que su prosa está bien asentada en lo claro y preciso, regodeándose -como lo hace- en describir con parsimonia los ánimos de sus personajes. Añádase otra cualidad y calidad catalana, que viste a las mil maravillas un terno madrileño: la ironía, el gusto de presentar a la llana circunstancias inverosímiles y su cualidad de dramaturgo que sabe jugar -y resolver- las inevitables sorpresas, fuente de interés. Lo mismo en La aventura de Marta Abril, que acaba de publicar, que en las cuatro novelas cortas que forman este volumen, el arte de Paulino Masip se revela como lo que es: la tranquila expresión de un escritor que tiene a mano todos sus recursos. Edición a cargo de Mª Teresa González De Garay. González De Garay es doctora en Filología Hispánica y profesora de Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de La Rioja. Ha publicado estudios sobre la poesía barroca (Introducción a la obra poética de Francisco López de Zárate, I.E.R., 1981) y sobre la narrativa del exilio republicano, principalmente en torno a autores como Max Aub, Ramón J. Sender, Eugenio E Granell y Paulino Masip, de quien dirigió las ediciones de El gafe o la necesidad de un responsable y otras historias (Logroño, 1992), del relato Prudencio sube al cielo (AMG editor, 1994) y de Seis estampas riojanas (1996).

EL DIARIO DE HAMLET GARCÍA (MASIP, PAULINO)
PAULINO MASIP nace en La Granadella (Lleida) en 1899 y muere en el exilio en Cholula, México, en 1963. Desde 1905 y hasta 1920 vivió en Logroño; en 1920 se traslada a París donde traduce varias novelas de Charles Nodier para Espasa Calpe. En Logroño funda los diarios El Diario de la Rioja y El Heraldo Riojano, ambos cerrados por las numerosas multas recibidas por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. Después de colaborar en diversos periódicos, es nombrado director de El Sol, y simultáneamente de La Voz, en Madrid. En 1936, al estallar la guerra civil, marcha con Azaña a Valencia y después a Barcelona donde llega a ser director de La Vanguardia, hasta 1938 año que Álvarez del Vayo le envía a París como agregado de prensa en la Embajada de España. En 1939, junto a Bergamín, Herrera Petere, Emilio Prados, J. Renau y otros intelectuales españoles, se traslada definitivamente a México, donde, por propia voluntad, permaneció al margen de cualquier corriente literaria, aunque colaborara en España Peregrina o Las Españas. En 1941 tomó la nacionalidad mexicana y, como dijo Max Aub, se lo tragó el cine de su país de adopción como a Luis Buñuel, por “razones alimenticias”. Más de 50 guiones cuentan con su firma. Publicada en México en 1944, El diario de Hamlet García está considerada como una de las obras maestras sobre la contienda española. Adopta la forma de diario para exponer las vicisitudes del protagonista desde el 1 de enero de 1935, antes del inicio, hasta un día de noviembre de 1936 tratando el conflicto y todos los preliminares, con una sorprendente objetivación y admirable equilibrio. “Me llamo Hamlet. Soy profesor ambulante de metafísica. Mi profesión me proporciona honra suficiente y provecho escaso”… Desde esta simple atalaya, Masip destaca la timidez para tomar partido, las incoherencias, el abatimiento y la cobardía de tantos intelectuales que frente a la revolución son incapaces de actuar, de tomar partido por la legalidad y la razón.