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PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN . (FERNÁNDEZ MONTESINOS, JOSÉ)
Un discreto crítico ha dicho sobre estos libricos míos sobre novelistas, que en ellos figuras que parecen secundarias cobran una estatura superior a la que todos les suponen. Interpretado a la letra, este juicio parece más bien derogatorio, si da a entender que, en virtud de una maniobra caprichosa, doy valor a lo que no lo tiene. Pero no era ésta la intención del crítico, que viene a decer más bien, que, vistas en todo detalle y desde todos los ángulos, esas figuras parecen agrandarse porque cobran interés.Pero en el caso concreto de don Pedro Antonio hay que sustentar algo que en la edición anterior de este libro halló apenas expresión, y que me urge poner patente: aquellos momentos en que plenamente acierta pueden ser tan admirables de poder sugestivo y de gracia, que otros artistas que llegaron a conocerlos no pudieron dejar de revivirlos...

EL SOMBRERO DE TRES PICOS (PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN. EVA F. FLORENSA, ED.)
No existía edición crítica de la obra maestra de Alarcón. Eva Florensa la ha preparado cotejando las diversas versiones salidas de la mano del autor y recogiendo ciudadosamente todas las variantes respecto al último texto revisado por él. A los anteriores estudios sobre la obra, la introducción añade abundantes puntos de vista e interpretaciones originales. Los problemas de interpretación se han aclarado en las notas con un recurso sistemático a las demás obras de Alarcón y a otros textos de la época.

EL CAPITÁN VENENO Y EL AMIGO DE LA MUERTE (PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN)
En el piso bajo de la izquierda de una humilde pero graciosa y limpia casa de la calle de Preciados, calle muy estrecha y retorcida en aquel entonces, y teatro de la refriega en tal momento, vivían solas, esto es, sin la compañia de hombre ninguno, tres buenas y piadosas mujeres, que mucho se diferenciaban entre sí en cuanto al ser físico y estado social, puesto que éranse que se eran una señora mayor, viuda, guipuzcoana, de aspecto grave y distinguido: una hija suya, joven, soltera, natural de Madrid y bastante guapa, aunque de tipo diferente al de la madre (lo cual daba a entender que había salido en todo a su padre); y una doméstica, imposible de filiar o describir, sin edad, figura ni casi sexo determinables, bautizada, hasta cierto punto, en Mondoñedo, y a la cual ya hemos hecho demasiado favor (como también se lo hizo aquel señor cura) con reconocer que pertenecía a la especie humana.

EL SOMBRERO DE TRES PICOS (PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN)

El sombreo de tres picos se sitúa en la estela de la novela popular de mediados del XIX. Alarcón proporciona una lección moral en consonancia con la ideología de la incipiente Restautación, y se vale para ello de una forma literaria divertida y amena, dirigida a un público de clase media ávido de entretenimiento.