Si algo no falta en el Imperio de Korns eso son soldados: de patrullas fronterizas a ejércitos regulares, pasando por milicias locales o por la temida infantería pesada. Todos responden ante los Primus, la élite que comanda las fuerzas kornias. Para llegar a ser un Primus la devoción y la lealtad están lejos de ser suficientes. Se necesita mucho más, se necesita poder, y por el poder siempre se paga un precio. Jago ha dado una pequeña muestra de tal energía, por lo que se le ha llevado a la Academia Imperial de Kreeg, donde su verdadero potencial será puesto a prueba. En la capital imperial, bajo el ojo que todo lo ve del Culto, fluye un río de sangre que arrollará brutalmente a todo aquel lo bastante estúpido como para ponerse en su camino.