Es una visión costumbrista del Madrid de finales del siglo XIX a través de D. Severino, provinciano que acude a la capital con su mujer Dña. Robustiana «dispuestos a verlo todo; a correr sin descanso hasta que volvamos al pueblo», y tras múltiples vicisitudes y deambular por los espacios e individuos que llenan los cafés, los teatros y las calles de la capital, encuentran el significado de la ciudad en el corazón de los personajes que la habitan.