CONDENADO A TRABAJOS FORZADOS Con su mano blanca, detiene la prisa al amparo de las horas. Se pierde en encontrar recovecos en ella que no existen, y por eso son de oro. Se diluye su gesto en la memoria. recuerda cuando madre le mostró los estragos del lápiz sobre el papel inerte. Parece magia, pero no está en tu mano blanca cuyos dedos restallan contra la hoja en continua posición de retirada. Pero no en tu cabeza, tentáculo abisal intentando tragarse el diccionario. Parece magia, pero... el cemento y la mano, el cincel y la mano, eso que hace a la tarde perecer una mujer esperando un sueño que es bruma. Y ella que se entrega si saben esperarla ocupando su tiempo en construirla, tendrá el cuerpo de tu voz.