Elena pasa unos días en casa de su tío Abelardo, en El Enebro, un pueblo pequeño donde no conoce a nadie. Abelardo es apicultor, pero a Elena le dan miedo las abejas. El tiempo transcurre entre las historias que le cuenta el tío Abelardo sobre su gran amor, Amelia; el descubrimiento del fascinante mundo de las abejas y la amistad con un chico del pueblo llamado Ambrosio. Su extraordinaria relación con las abejas y sus maneras tan diferentes a las de los chicos de ciudad le hacen sentir cosas inesperadas. Tal vez el amor es lo que sugiere Platón: la alegría de los buenos, la reflexión de los sabios y el asombro de los incrédulos.