Aita Larzabal fue un hombre tan polifacético como auténtico: sacerdote, dramaturgo, resistente contra los nazis, abertzale de vocación... Pero sobre todo, vasco, un vasco que dedicó toda su vida a su patria. En el libro Nire mendixkatik recogió las homilías que pronunció en la iglesia de Sokoa en favor de militantes muertos. En Anai Artean nos rememora los sucesos de la época de la organización que dio cobijo a tantos y tantos refugiados políticos en Donibane Lohitzune.