La obra del autor no se limita a El señor de Bembibre sino que incluye varias composiciones líricas y artículos de crítica literaria y esta colección de sentidas descripciones de paisajes y monumentos junto a sus penetrantes observaciones de tipos y costumbres que le convierten en uno de los escritores más representativos del romanticismo tranquilo y en un soberbio cronista de la España del siglo XIX.