Meticulosas caracterizaciones psicológicas, descripciones precisas del entorno, la tensa lucha entre superstición, religión y razón, y una buena dosis de tensión: estos son los ingredientes literarios que hacen de esta novela de Fontane una de las mejores representantes del género de la novela policíaca. "Hay algo especialmente sugerente en su estilo, y sobre todo en el de sus días de vejez; el regocijo, la sensación de calidez, la satisfacción que despierta cada línea de sus cartas, cada pedacito de diálogo suyo, son completos. Esta prosa tan ligera, tan luminosa, y al mismo tiempo de tan afable parsimonia posee con su secreta tendencia al tono de la balada, sus abreviaciones al mismo tiempo coloquiales y poéticas, un aire elevado pero confortable, posee, junto a una aparente llaneza, compostura y contenido, una forma interior, como solo se da después de un largo ejercicio poético". Thomas Mann, El viejo Fontane