A Bea no le gusta la oscuridad. Cuando va a la cama lo pasa muy mal. Pero hay una cosa aún peor: que Guille no tiene miedo. Y eso hace que Bea rabie más. Quizá la mejor solución sea que su hermano aprenda a tener miedo... o no. Las soluciones de Bea no siempre son las más adecuadas.