El arte de la India está rigurosamente reglamentado y sometido a una serie de pautas y leyes que, desde tiempos remotos, han sido transmitidas de padres a hijos y recopiladas en los tratados. Todos estos «cánones» constituyen una auténtica gramática de la que el artista (escultor, pintor, bailarín o actor), tal como haría un poeta con las normas que impone su lengua, debe servirse para, combinándolas y jugando con ellas, dar nacimiento a una creación que sin embargo habrá de ser siempre única y original.