«¡Estoy agotado!» «¡No puedo más!» «¡No doy más de mí!» «¡Me paso la noche en vela!» «¡Me duele todo el cuerpo!» «¡Qué cansado estoy!» «¿Por qué me toca todo a mí?» «¡Me rindo!»... Si no paras de repetirte estas frases cada día, éste es el libro que necesitas. El cuerpo nos lanza alertas que no escuchamos: insomnio, despertares a media noche, falta de apetito, tristeza sin causa aparente, agotamiento, pésimo rendimiento laboral, descenso de la libido, mala memoria... Todo nos supera, todo nos estresa, todo es enorme frente a nuestra «pequeñez» porque estamos ansiosos, cansados, estresados, despistados o sin fuerzas. No podemos concentramos en lo importante. La falta de tiempo, el exceso de obligaciones, las exigencias laborales, el ritmo frenético, la competición, las normas autoimpuestas, la soledad o un pariente enfermo, son sólo algunas de las múltiples causas que producen cansancio y ansiedad. Pero, cuando los síntomas se croni can, nos topamos con el síndrome de burn-out, causa de numerosas patologías relativas a nuestro modo de relacionarnos y la forma en que asumimos nuestras emociones frente a nuestras responsabilidades. Incluso el exceso de empatía —colocarnos en el lugar del otro, de forma desmedida— puede ser el origen de fatiga vital. Nadie está libre: desde cajeros de supermercado a jueces, pasando por taxistas, médicos, atletas, ejecutivos, comerciales, etc. El resultado de una mala gestión de nuestras necesidades provoca un individuo destrozado, incapaz de realizar la tarea más sencilla y que no puede solucionar los más nimios problemas sociales, intelectuales o familiares que se le presentan. Lo peor de todo, es que frente a él, sólo ve un abismo sin salida. Este libro es la respuesta a tanto agotamiento. En sus páginas encontraremos la forma de dar al pause para reencontrarnos con nuestro «yo olvidado» y se explican los errores más comunes que llevan a esta situación y cómo adaptar las terapias médicas y psicológicas para paliar este mal del siglo XXI llamado cansancio. También nos da claves de prevención y ejemplos reales con soluciones prácticas que cada persona se puede aplicar con el n de dar prioridad a nuestras propias necesidades, al tiempo que cobramos distancia con unas obligaciones, que a veces resultan no serlo tanto.