Artes



EL ARTE PRECOLOMBINO (ALCINA FRANCH, JOSÉ)

" El Arte Precolombino constituye un conglomerado de artes y estilos que abarca a los distintos pueblos del continente americano, no sólo en cuanto al espacio geográfico sino también en cuanto a las sucesivas etapas históricas, desde aproximadamente 10.000 años antes de Cristo hasta la llegada de los conquistadores españoles. En este volumen, y de una forma amena pero exhaustiva, se trazan las líneas maestras de los más significativos aspectos de este arte, ofreciendo así una auténtico " " llave maestra " " para acceder a un universo estético tan atractivo como sorprendente. "

HISTORIA DE UNA ESCALERA (ANTONIO BUERO VALLEJO)

Antonio Buero Vallejo nació en Guadalajara en 1916 y murió en Madrid en 2000. En 1933 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, pero su vocación pictórica fue cortada por la guerra civil de 1936-1939. Dedicado a la soledad, al pensamiento y a la lectura durante muchos años, afloró su vena dramática para bien de las letras españolas. Introvertido y de poderosa inteligencia, Buero Vallejo es un magnífico lector, alerta y profundo, a cuya curiosidad nada es ajeno. Su tema y problema es el de la desvalida criatura humana en un tiempo crítico: el hombre en busca de la libertad por caminos de conocimiento y amor. Buero Vallejo ha sabido igualar vida y pensamiento, conducta y prédica. De su lucidez y de su ejemplaridad, de su trabajo, ha surgido el teatro de más altura, tensión y trascendencia de la posguerra española. Con HISTORIA DE UNA ESCALERA, hito en la recuperación teatral de España, ganó en 1949 el premio Lope de Vega. En 1972 ingresó en la Real Academia Española. En 1986 recibió el premio Cervantes y en 1996 en Nacional de las Letras, siendo la primera vez que este premio se concede a un autor exclusivamente dramático.

EL GUARDIÁN DEL SUEÑO (UEHASHI, NAHOKO)

Por encima de todas las cosas, Balsa es una luchadora. Ocho hombres murieron para que ella sobreviviera. Ahora ofrece protección a niños y adultos, ricos y pobres, en su búsqueda de redención por aquellas muertes. Balsa es una experta en artes marciales y una maestra en el manejo de la lanza que desconcierta a sus rivales por su valor y su resistencia al dolor.

ISABEL DE CASTILLA . REINA, MUJER Y MADRE (QUERALT, MARÍA DEL PILAR)

Para algunos historiadores, Isabel de Trastámara es el tótem absoluto de las virtudes patrias; para otros, una mera usurpadora que se sentó en un trono que no le pertenecía. Santa para unos; fanática para la gran mayoría. Hay quien la califica, para bien o para mal, de artífice de la «castellanización» de España, pero también de marioneta en manos de su esposo Fernando de Aragón, el príncipe renacentista que inspiró a Maquiavelo. Pese a ser la introductora absoluta de los saberes renacentistas en la península, se ha asegurado que su mentalidad permanecía prisionera del oscurantismo medieval. Algo de verdad hay en ello puesto que Isabel vivió a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna; justo el momento en que la visión teocrática del universo dejó paso al humanismo y los descubrimientos transoceánicos ensancharon los límites del mundo conocido. Pero, aun así, nadie puede negar su interés por las artes y las letras o su condición de mecenas por encima de su talante tardomedieval. Lo cierto es que la reina Católica es un personaje absolutamente poliédrico. Autoritaria y firme en sus convicciones, fue madre afectuosa y tierna; abierta a la incipiente cultura renacentista, su extremada religiosidad rozaba el fanatismo hasta el punto de bendecir la creación del Santo Oficio o de perseguir sin tregua a judíos y musulmanes. Fue una esposa amante que conoció —como luego su hija Juana— el tormento de los celos, pero que no dudó a la hora de reservarse el gobierno del reino que le era propio. Sensible pero implacable; culta y doméstica a un tiempo, nada en su vida fue como parecía que iba a ser.

EL CABALLERO DE GRACIA . VIDA Y LEYENDA (SANABRIA, JOSÉ MARÍA / PÉREZ ARANGÜENA, JOSÉ RAMÓN)

Diplomático en la Santa Sede, muy conocido por la familia real española, mecenas en pleno Siglo de Oro... La increíble y azarosa vida del Caballero de Gracia. Jacobo Gratij, el Caballero de Gracia, nacido en Italia en 1517, falleció en España en 1619. Nos hallamos ahora, pues, en el entorno del V centenario de su nacimiento y el IV de su muerte. Como diplomático de la Santa Sede, estuvo en Roma, París, Trento, Venecia, Praga, Colonia... y Madrid. Se relacionó directamente con la batalla de Lepanto, el Concilio tridentino o sendas negociaciones de paz con Francia y Flandes. No solo trató muy de cerca a Urbano VII, entre otros Papas, sino también a Felipe II y a toda la familia real española. Justamente su sintonía con la princesa Juana, madre del rey Sebastián de Portugal, le granjeó el hábito de la Orden de Cristo. De ahí el título, al castellanizar su apellido, de Caballero de Gracia. Cincuenta años residió en Madrid. Aquí, en pleno Siglo de Oro, propagó cuanto pudo las artes: sobre todo, la música y la literatura. Aquí promovió tres instituciones de atención a desfavorecidos, movido por su honda preocupación social, así como tres fundaciones de religiosos. Y aquí se ordenó sacerdote, legando a la posteridad, hasta hoy, la Asociación Eucarística y el Real Oratorio del Caballero de Gracia. Frente a la burda leyenda popular que le persigue desde el siglo XIX, los autores narran con brioso estilo esa vida intensa y viajada, tan desconocida e interesante. José María Sanabria y José Ramón Pérez Aragüena, además de haber escrito "a cuatro manos" la presente obra, ambos coinciden en la publicación anterior e individual de otros varios libros, así como en el desempeño del cargo de Vicerrector del Real Oratorio del Caballero de Gracia: el primero, ya emérito; el segundo, actual.

EL ÚLTIMO BARCO (VILLAR, DOMINGO)

UN NUEVO CASO PARA EL INSPECTOR LEO CALDAS. La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Allí las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo. Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios. Y aunque nada parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes. «Domingo Villar aparece vinculado a uno de los fenómenos editoriales más destacados de estos últimos años... Pero ¿cuál es su secreto? Sin duda la creación de un mundo propio dentro de la novela negra; un mundo con su tiempo y espacio determinados, laberintos y misterios, que provoca en el lector que lo descubre el placer por habitarlo. Es como degustar el aroma de un vino nuevo fermentado en la bodega de la mejor literatura de intriga». El País

UNA CIERTA EDAD (ORDÓÑEZ, MARCOS)

«Comienzas a tener ?una cierta edad? cuando caes en la cuenta de que un día más es, irrevocablemente, un día menos. ¡Gran descubrimiento, molesta constatación!», dice Marcos Ordóñez en el pórtico de este variadísimo dietario, que abarca de 2011 a 2016. En él afirma también: «Un dietario suele escribirse por diversos motivos. Los míos diría que son tres: tratar de sujetar lo que escapa del paso de los días, pensar con un poco de calma, y correr en libertad, jugando con tonos y géneros.» Ordóñez entiende los dietarios como unas memorias con otra forma, mitad «autobiografía en clave íntima» y mitad «libro de horas (o deshoras), escrito de noche y para ser leído de noche». Y que revele, señala, el «vagabundeo mental» del escritor, «los vaivenes, convicciones y contradicciones de su pensamiento en su faceta más ensayística, de tentativa». Pero hay mucho más. En Una cierta edad, el lector va a toparse con cuadernos escritos a lo largo de cuatro años, donde desfilan destellos de infancia, adolescencia y anteayer; crónicas breves, artículos de madrugada, apuntes al sesgo, microrrelatos, pequeños poemas, humoradas luminosas o bromas oscuras de la existencia? Y también alegrías de las estaciones, ecos de sabidurías ajenas, pensamientos sobre la escritura, el teatro, la crítica, la música y otras artes; notas de lectura, de revisiones, de paseos, espejos y espejismos, sueños y pesadillas, «y el intento, reiterado por torpeza, de ?arrancar del tiempo lo transitorio apasionado?, como pedía Patrick Kavanagh». Marcos Ordóñez encuentra en su paseo esquinas inusitadas, y gentes y cosas sorprendentes; recolecta aforismos tímidos; se pasma ante el avance de los años, y camina con el miedo o la felicidad pintados en la cara. Se reencuentra con muchos compañeros de viaje: escritores queridos (Capote, Salter, Modiano, Ferrater, Handke, Auden, Chandler, Casavella, Raúl Ruiz, Charles Simic, Bernard Frank), diaristas de cabecera (Renard, Flaianno, Uriarte, Vidal-Folch) o maestros teatrales (Núria Espert, Mario Gas, Lluís Pasqual, Julia Gutiérrez Caba, Alfredo Sanzol, Toni Servillo, Peter Brook), y vuelve a escuchar canciones de Dylan, Johnny Cash, Paul Simon, Montand, Mina, Sinatra? Cambian las luces, las ciudades y los estados de ánimo; la «cierta edad» del título le «permite fantasear con la presunción de que en alguna parte de este libro quizás se encuentre mi esencia sin argumento, mi voz hecha de muchas», y al final del paseo reconoce tres señales de que el día ha sido bueno: «Si he atrapado un momento de belleza, si he reído con alegría al menos una vez, y si he podido decir: ?Bueno, creo que tengo un borrador, mañana lo paso a limpio.?».