En muy corto espacio de tiempo se ha suscitado en todo el mundo un extraordinario interés por China. En principio, las razones de este interés son, sobre todo, de tipo económico. Casi de repente, China ofrece al capitalismo mundial dos ventajas importantes: el lugar adecuado para manufacturar sus productos a unos precios impensables en occidente y un mercado extraordinariamente amplio. Y junto a este fenómeno, se produce otro: una fuerte emigración de la población china. Hoy, los chinos y lo chino están presentes en nuestras vidas. Lo evidencian su presencia en nuestras ciudades, sus negocios y sus productos que invaden nuestros mercados. China ha vuelto al mundo tras casi dos siglos de humillación con la desconfianza de occidente y desconfiando de occidente; pero ¿qué sabemos del gigante asiático? ¿Cuántos recuerdan que en 1606, en Manila, que era española, convivían con los españoles 20.000 chinos? o que el primer comercio oceánico lo estableció España en el siglo XVI con la ruta México-Manila-Acapulco-Veracruz-Sevilla/Cádiz que funcionó durante 250 años... Es momento de retomar aquellas páginas de nuestra historia.