Dice la historia oficial que, a sus veinticuatro años, el poeta Manuel Acuña se suicidó ingiriendo cianuro en su habitación de la Escuela de Medicina el 6 de diciembre de 1873. Añade la tradición que fue a causa del desamor de Rosario de la Peña, a quien le dedicó un célebre poema en cuyos versos finales puede, sin demasiada suspicacia, interpretarse una despedida de ella y del mundo.