La ciudad como fenómeno humano o cultural, como también ha sido calificado, la coloca como un producto histórico en el sentido más pleno y amplio del término. Por esta vía llega la originalidad de la ciudad y la singularidad de todas las ciudades. Barcelona no puede ser menos, al contrario. La historia ha alumbrado en Barcelona una de las ciudades más singulares que podemos apreciar. El Derecho y, sobre todo, el gobierno y la Administración de esta ciudad histórica en tanto que fenómeno cultural, social, económico, lingüístico, ... debe adecuarse a esta realidad. Porque debe ser el gobierno y administración de esta singularidad.