La celebración del Bicentenario de Don Bosco ha sido una ocasión favorable para profundizar y difundir su experiencia espiritual, enriquecida con riquísimos y muy diversos frutos de santidad. Valorando la aguda y fina sensibilidad humana y espiritual de nuestros santos, beatos, venerables y siervos de Dios, sentiremos su anhelo de plenitud de vida, de amor y de felicidad en Dios; nos sentiremos animados a renovar el compromiso de vivir la llamada a la santidad y a proponerla de forma apasionada y convincente a los demás, especialmente a las nuevas generaciones.