El amor es una experiencia vital tan intensa como compleja. Igual que puede fundamentar la felicidad, en ocasiones constituye motivo de zozobra y sufrimiento. Para evitarlo, debemos analizar nuestros sentimientos a fin de reforzarlos y canalizarlos, y asumir la naturaleza cambiante de esta vivencia. Pero lo más importante es recordar la necesidad de construirlo día a día para que resulte pleno, satisfactorio y duradero.