Los encuentros con Lev Tolstói en Yásnaia Poliana, la finca rural donde nació, se convirtieron, en los últimos veinte años de su vida, en una verdadera peregrinación para los corresponsales de los periódicos rusos y extranjeros, para los adoradores de Guerra y paz, para los seguidores recién convertidos a su filosofía, y para todos aquellos a los que simplemente tentaba la curiosidad.