En Cristo se detuvo en Éboli, Levi relata la experiencia de su destierro en dos pueblos olvidados del Mezzogiorno italiano, un mundo que no parece pertenecer a su tiempo. El autor refleja de forma sublime en estas páginas toda su sorpresa ante una forma de vida ajena a «la civilización», ante una mentalidad a su manera sabia, escéptica, supersticiosa y resignada. Entre el relato autobiográfico novelado, el diario y la reflexión histórica, el libro cuenta la peripecia vital de su autor con una mezcla inigualable de observación, sobriedad y lirismo. En palabras de Sartre, Cristo se detuvo en Éboli destila un «inmenso respeto por la vida […] El secreto de la obra reside en una posición fundamental a la que, a falta de otras palabras, llamaré bondad. […] Se trata de una disposición original: se diría que la vida le hubiese elegido para amarse en él y a través de él, en todas sus formas».