En tiempos de periodismo exprés, deberíamos celebrar la existencia de un género como la crónica. Cultivar la crónica exige un esfuerzo por agotar todas las preguntas posibles en torno a un acontecimiento, por comprender sus aristas, por escuchar todas las voces y por desterrar nuestros prejuicios. Luego, el cronista no debe detenerse hasta encontrar la mejor manera de narrar los hechos. El periodismo narrativo no pierde el tiempo hablando de objetividad, es consciente de que, con su trabajo, el periodista está llevando a cabo una orgullosa declaración de subjetividad. Cada periodista tiene una manera particular de acercarse a los hechos y de plasmarlos sobre el papel. Quizás esa sea el arma definitiva que dispone el cronista: su mirada. Este volumen nos habla de las herramientas de las que puede servirse un periodista para cultivar una voz propia. El punto de vista teórico de algunos investigadores, como Jorge Carrión y Roberto Herrscher, entre otros, se complementa con las crónicas de autores como Juan Villoro, Martín Caparrós y Leila Guerriero, que nos ofrecen un punto de vista más práctico.