Amigos, parientes, compañeros de clase, vecinos y conocidos evocan a Franz Kafka, formando un coro heterogéneo. Sus vivencias, a veces sorprendentes y tiernas, a veces contradictorias, dibujan con sutileza la excepcional y compleja personalidad del escritor pragués: su amabilidad y cortesía, su sencilla lejanía de los aspectos prácticos de la vida, su bondad y su infinita capacidad de asombro.