Armado con ese estilo combativo que tan bien define el compromiso de la crítica a la cultura del joven Nietzsche, la Segunda consideración intempestiva es la apuesta filosófica por una comprensión de la historia que no se desentienda más de la vida presente. Frente a la esclerosis del historicismo, frente a un exceso paralizante de sentido y de saber históricos, la impugnación nietzscheana contra las prácticas y discursos legitimadores de la ciencia histórica nos recuerda que la utilidad o los inconvenientes de todo saber humano depende de su vínculo creativo con el arte de la vida. La historia intempestiva, al pasar del conocimiento a la acción, perfecciona un tipo de actividad que produce efectos vivificantes para quien la ejerza.