La esperada cuarta entrega de los diarios de Pániker. Un documento memorialista, intensamente humano, donde aflora lo más relevante de su obra. «Un crítico ha señalado que lo mejor de mi obra (y lo más ameno) se encuentra en mis diarios. Esos textos son, en todo caso, los que más he disfrutado escribiendo. Diario del anciano averiado comprende el período que va del año 2000 al 2004, ya en pleno siglo XXI. Como de costumbre, hablo de mis vivencias, mis reflexiones, anécdotas de mi vida social e, incluso, de dos nuevas historias de amor que pueden sorprender al lector tanto como me han sorprendido a mí mismo. De lo cual se infiere que, en contra de lo que dice el título del libro, el anciano no está todavía del todo averiado.»Salvador Pániker Diario del anciano averiado prosigue la serie iniciada por Cuadernillo amarillo, Variaciones 95 y Diario de otoño. Reseñas:«En sus diarios Pániker juega con las cartas boca arriba, se muestra sin tapujos: contradictorio, digresivo, dopado, enfermo, insultantemente atractivo a los setenta y tantos, exultante, cansado, curioso, procaz, con el afán de reunir al viejo sabio y al niño interior, y con la aspiración de poner la palabra al servicio de la felicidad y la lucidez: un misticismo desprovisto de santurronería, entre el zen, el tao y el tantra.»Manel Ollé, Culturas, La Vanguardia «Ya cumplidos los setenta, Pániker abre una nueva etapa con la publicación de unos dietarios reelaborados en los que parece haber encontrado su estilo de madurez y tienen amplio éxito de ventas.»Mauricio Bach, Culturas, La Vanguardia «Salvador Pániker es la inteligencia en estado superlativo.»El Mundo «Uno de los pensadores más lúcidos, agudos e independientes del actual panorama literario y filosófico.»El Boomerang «El autorretrato de un heterodoxo, una especie realmente rara y valiosa de nuestro país.»Culturas, La Vanguardia «Pániker como personaje, y como escritor, es frívolo y hondo, lúcido y cool, cálido donde hay que serlo e implacable sin perder los estribos.»Iván Tubau «Su estilo literario es lacónico, parco en metáforas, seco, pero barre el escenario con el fulgor penetrante de un láser.»Miguel Dalmau