El misionero pasionista italiano Domingo Barberi (1792-1849) fue elegido por Dios para ser un instrumento importante en la conversión del anglicano John Henry Newman, el después famoso Cardenal Newman, gran personalidad en la historia de la Iglesia católica, hoy beato. Durante años, Domingo se resistió a hacerse pasionista. Finalmente cedió a los requerimientos de Dios y profesó como hermano coadjutor; después pasó a clérigo y fue ordenado sacerdote. Ejerció como profesor y fue superior provincial. Más tarde se dedicó a la evangelización fuera de Italia. Recorrió Francia, Bélgica y finalmente Inglaterra, donde murió. En 1963 Pablo VI lo beatificó y propuso como modelo de santidad y del ecumenismo católico. Fue el primero que usó la expresión “hermanos separados” para referirse a los anglicanos.