Manuel Conde – Argimiro Alonso Para que la transferencia competición-entrenamiento sea lo más directa y eficaz posible a la hora de diseñar la organización de una determinada actividad, es necesario extraer de la competición (análisis de la realidad del juego), de forma total o fraccionada y en función de las necesidades prioritarias, aquellas situaciones del juego (suma de las partes/siguiendo unos determinados objetivos de logro) para estructurarlas y realizarlas en el entrenamiento. Es decir, la propia competición lleva implícita un componente de partida y retorno a la hora de estructurar cualquier actividad. El entrenamiento en espacios reducidos defiende una concepción de entrenamiento que da prioridad al enfoque global/integral o estructurado, donde exista un perfeccionamiento técnico (diversidad de acciones técnicas, individuales, colectivas, con o sin oposición), táctico (individual, colectivo, ofensivo y defensivo), físico (determinadas cualidades condicionales) y psíquico (condición mental) y por que en cierto modo la propia dinámica del juego lo exige, prohibiendo separar estos ingredientes.