Además de dibujos, numerosos mapas plasmaron el desarrollo de la Comarca y del paisaje de la Tierra Media, junto a inscripciones en runas y escritura élfica. Se incluyen además las hojas facsímiles quemadas y salpicadas de sangre del Libro de Mazarbul que justificaban el pretendido papel de Tolkien como mero «editor» o «traductor» de las antiguas crónicas.