Los muros de los conventos y monasterios pueden guardar tesoros ocultos. Así sucedió con la obra que se encuentra en el origen de esta publicación. Unos trabajos de restauración en el monasterio de Dominicas de santo Domingo el Real de Toledo dejaron al descubierto una hornacina con un manuscrito. Se trataba de un ejemplar del breviario del rito de la Orden de Predicadores. Este valioso hallazgo fue sometido al conveniente trabajo de restauración. Posteriormente, el P. Bernardo Fueyo investigó su procedencia y contenido. Se trata de una obra compuesta en tres períodos que comienzan en el siglo XIV y terminan en el XV. Su origen se sitúa fuera de España, en los Países Bajos, y su encuadernación en Toledo.