Si existe una obra en la literatura moderna japonesa capaz de producir en el lector una tensión psicológica tan profunda como para provocar una reflexión sincera sobre sus relaciones familiares y personales, esa novela es «El caminante». Un hombre atrapado que no parece encajar en ninguna parte, alienado y abatido, sumido en una lucha constante para encontrar la paz interior.