La autora se acerca al estudio de las novelas más importantes de Juan Marsé, desde Últimas tardes con Teresa (1966) a Rabos de lagartija (2000), ya que, pese a que fue el cine el que tomó ejemplo y lección de la narrativa literaria, sobre todo de la novela realista decimonónica, con posterioridad se produjo lo que un teórico de la información denominaría un ejemplo claro de feed-back: los nuevos novelistas reciben el influjo de técnicas narrativas comunes a través de su concreción fílmica, por supuesto mucho más espectacular que la novelesca, y desde esta nueva experiencia estético- receptiva escriben sus obras.