Benito Pérez Galdós fue un hombre con muchos amores que, sin embargo, renunció siempre a la convivencia marital y al compromiso. Se encerró a escribir como un galeote y creó personajes en los que fue dejando rastros de su propia biografía. En sus memorias insiste en que no hay nada reseñable antes de 1864, pero quienes conocen su vida hablan de un primer amor con María Josefa Washington Galdós Tate que marcó toda su existencia. En esta novela se detalla esa historia de amor desde la ficción y se cuenta hasta qué punto pudo ser esa la herida que convirtió a Galdós en un escritor que vivió para siempre encerrado con sus propios personajes, «engolfado», como él mismo cuenta, «en la tarea de fingir caracteres y sucesos».