«Elegía de la belleza arrasada, canto por la madre muerta, El hijo de Greta Garbo encierra también una visión cáustica y crítica de la España vencedora de la guerra civil. La fábula proustiana se hace, deliberadamente, mucho más provincial; pero a cambio se enriquece con una notable dimensión histórica y política. Y así, la exaltación de la belleza y la maternidad resulta ser también la crónica de un tiempo miserable y despiadado», del prólogo de Miguel García-Posada.