La novela, considerada una las cimas de la novelística rumana del siglo XX, evoca un fresco humano y social del Bucarest de entreguerras, y es la mismo tiempo, una reflexión vital de amplio alcance. Pocas veces se ha manejado con tanta naturalidad y maestría el género epistolar, y pocas veces se ha creado, desde los ángulos y puntos de vista de narradores distintos y hasta opuestos, una historia tan coherente y única. Camil Petrescu es conocido como el Proust rumano y ha sido comparado con Sandor Marai y Joseph Roth.