En su empeño por recuperar el trono de Olkrann, el Dragón Blanco y su séquito se ven obligados a entrar en el reino de Nemeghram para pedirle ayuda al rey Lukon. Este, caprichoso e imprevisible, impone una condición: el joven Dragón deberá recuperar para él una ciudad que en otros tiempos fue fabulosa. El trato parece fácil, pues Læterna es un lugar abandonado, pero el muchacho descubrirá que entre las ruinas se ocultan -además de algunas respuestas sobre su pasado y su futuro- horribles peligros que pueden acabar con más de una vida.