Aunque escrita entre 1845 y 1846, antes que Jane Eyre, El profesor, la primera novela de Charlotte Brontë, no fue publicada hasta 1857, después de su muerte. Los editores habían rechazado el manuscrito, que, por su brevedad, su realismo y el carácter de sus personajes, contradecía los patrones de la novela victoriana. La ética del trabajo articula el ideario de la novela, pero en ella destaca asimismo el solitario y doloroso empeño por conservar la fidelidad a los propios principios en un mundo opresivo y prejuicioso, regido por el disimulo, la vigilancia y la afectación. Las relaciones de poder, el lenguaje erótico de la autoridad y la sumisión, la intimidad siempre acosada por los demonios de la naturaleza humana y el habitual marasmo espiritual de los héroes de Charlotte Brontë hallan en el joven William Crimsworth cumplida representación, y son objeto de un examen tan riguroso como febril. «Leemos a Charlotte Brontë, no por su exquisita recreación de los personajes ni por la trama ni por una determinada visión filosófica de la vida. La leemos por su poesía.» VIRGINIA WOOLF