El emperador busca un esposo para su hija. Convoca a los solteros del reino para un concurso que consiste en cultivar la planta más bella de la semilla que les regala el rey. Cumplidos los seis meses los candidatos traen a palacio toda suerte de hermosas plantas. La semilla de un joven no germinó, aun así acudió a palacio con la maceta vacía. Es el hazmerreír de todos. Y sin embargo, es el elegido por el emperador para casarse con la princesa. Por su honradez, pues fue el único que plantó la verdadera semilla, ya que todas eran infértiles.