A través de una visión de la interpretación de la práctica fílmica que incluye tanto a André Bazin como a Robin Wood, entre muchos otros, y que utiliza igualmente la teoría y la práctica de ciertos estudios literarios y filosóficos -de Barthes a Genette, de Kant a Derrida- con el fin de indagar en el sustrato metodológico del análisis cinematográfico, Bordwell se dedica fundamentalmente a preguntarse por qué los críticos vienen interpretando las películas tal y como lo hacen desde los años 50. La conclusión -simplificando mucho- es una firme apuesta por una modalidad de análisis igualmente rigurosa y coherente, pero menos obsesionada por el contenido y más cercana a las formas, al lenguaje estrictamente cinematográficos. A través de una visión de la interpretación de la práctica fílmica, y que utiliza igualmente la teoría y la práctica de ciertos estudios literarios y filosóficos con el fin de indagar en el sustrato metodológico del análisis cinematográfico, Bordwell se dedica a preguntarse por qué los críticos vienen interpretando las películas tal y como lo hacen desde los años 50, y acaba exponiendo su respuesta con una inmensa sabiduría artística y narrativa. La conclusión es una apuesta por una modalidad de análisis rigurosa y coherente, pero menos obsesionada por el contenido y más cercana a las formas, al lenguaje estrictamente cinematográficos.