Muchos de nosotros recordaremos esos mapamundis escolares donde una Groenlandia gigantesca convivía con una América del Sur diminuta. ¿Por qué eran las dimensiones de los distintos continentes tan obviamente erróneas? Porque para plasmar en dos dimensiones la superficie de la Tierra no hay otra alternativa que deformar la realidad. El mapa plano perfecto pertenece a la misma clase de objetos que los unicornios o las demostraciones de la cuadratura del círculo, es decir, los inexistentes. Sin embargo, la historia de cómo se llegó a tal conclusión y los intentos por paliar este problema constituye un episodio fascinante de la historia de las matemáticas. Este es un libro sobre una aventura científica apasionante: la búsqueda del mapa correcto de nuestro planeta, un largo proceso que ha implicado a lo largo de la historia a cartógrafos y matemáticos.